La emergencia de coronavirus obligó a nuestra sociedad a asimilar el trabajo remoto. Fue una importante fuerza motriz para acelerar el proceso de la digitalización. Como resultado, nuestra forma de trabajar se volvió más inteligente y lo mismo sucedió con nuestros momentos para disfrutar del café.
Durante este agitado período, el ritual del intervalo para el café evolucionó en gran medida. Si bien sigue siendo una parte crucial del ritual diario de la mayoría de las personas, también se convirtió en una especie de placer, una forma de mimarse después de un largo día de trabajo remoto. Se convirtió en una de las actividades recreativas diarias más esperadas.
El trabajo remoto nos llevó a encontrar formas nuevas y creativas de compartir los momentos diarios a través de una pantalla. Dado que ya no podemos encontrarnos en el bar y disfrutar de una deliciosa taza de café con nuestros colegas, surgió el hábito del café virtual para poder seguir siendo parte del ritual sagrado de la oficina que era el intervalo para el café de medio día.