Lavazza y CESVI se unen para ayudar a combatir la deforestación de la selva amazónica.
La selva amazónica es la selva tropical más grande y más diversa del planeta. Al producir alrededor del 6 % de su oxígeno, se ha ganado el título de “pulmón del mundo.” Es hogar de algunas de las armas naturales más poderosas y preciadas del planeta contra el cambio climático, y cuenta con una gran variedad de recursos minerales y riquezas naturales, entre las que se incluye la madera, además de más de la mitad de las especies de flora y fauna del mundo.
La flora del Amazonas desempeña un papel fundamental a la hora de limpiar el aire que respiramos. A cambio de su oxígeno, las plantas absorben dióxido de carbono, el más importante de los gases de efecto invernadero de larga data de la Tierra. La cantidad de dióxido de carbono absorbido por cada planta depende de su tamaño: mientras más grandes son, más dióxido de carbono absorben.
Lamentablemente, a pesar de todo lo que ofrece, en la actualidad el Amazonas se explota más de lo que se protege, a fin de hacer espacio a la agricultura, la fabricación y la construcción. Por ende, los más afectados son quienes dependen de que prospere para sobrevivir. Como resultado de la deforestación masiva, muchas de sus comunidades indígenas han optado por participar en su deforestación.
Si bien estas actividades contribuyen aún más a la degradación y desertificación de la selva y la reducción de los gases de efecto invernadero, es más conveniente y rentable cortar árboles y vender troncos que vivir de la tierra.
Para proteger esta preciada fuente de recursos, la Fundación Lavazza, junto con CESVI, el Ministerio del Ambiente del Perú y las comunidades indígenas y locales lanzaron un proyecto para promover la conservación del patrimonio forestal existente. Este proyecto también implementará la plantación de nuevas plantas en áreas degradadas de la selva, especialmente los nogales del Amazonas. También conocido como Bertholletia excelsa, este árbol puede crecer hasta alcanzar los 50 metros de alto, vivir por hasta 700 años y almacenar 64,000 kg de dióxido de carbono durante su vida.
Por último, este proyecto tiene un importante componente social, que promueve la recolección, el procesamiento y la comercialización de productos naturales locales, como la nuez del Amazonas. La plantación de estos árboles puede ofrecer sustento a sus comunidades indígenas además de convertirse en una oportunidad de ganar dinero.
Sostenibilidad
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