El café helado es, sin dudas, una de las bebidas a base de café más reconocidas y apreciadas, ya que combina el fuerte e intenso aroma de tu bebida favorita y un toque de placer refrescante. Hay que reconocer que pocas cosas pueden ser tan refrescantes y revitalizantes por la mañana como un vaso alto lleno de un dulce y delicioso café helado.
En primer lugar, se necesita un café de gran calidad. La elección que has hecho en cuanto a la mezcla es un punto clave, ya que tiene que ver con tus gustos personales. Por un lado, podrías apostar por un sabor intenso y con cuerpo que envuelva tus sentidos, o por otro lado podrías considerar un sabor más amargo, fuerte y fresco. Aunque casi todas las calidades están bien, muchos aficionados al café afirman que el café de tueste oscuro, con su aroma amargo pero persistente, debe considerarse la mejor opción. Si utilizas un café espresso, te proporcionará un sabor más fuerte y las medidas se mezclarán con el hielo al instante, lo que creará un tentador líquido frío de inmediato.
Sin importar la calidad del café que elijas, es muy recomendable prepararlo la noche anterior. Esto hace posible que tus granos de café frescos estén a temperatura ambiente cuando amanezca. Molerlos tú mismo/a lo hace aún más sabroso, aunque el café soluble funciona bien si tienes prisa. En este párrafo se hace referencia a la extracción en frío (cold brew) mientras que en el primero se habla de espresso. Debe revisarse lo que quiere decir
